«No hay pan»: crónica mínima para desarmar prejuicios

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El orgullo y la vergüenza

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Estamos asistiendo a una regresión del andamiaje de Derechos que habíamos conquistado con lucha, tesón y convicción. Quienes tienen representación en el Concejo Deliberante (es intencional la omisión de “Honorable») no están allí para responder a sus sesgos personales, están para garantizar una sociedad igualitaria, anti discriminatoria y respetuosa del Proyecto de vida del prójimo (fundamento libertario que escribe en letra de molde el modelo actual). Si omiten o niegan ese reconocimiento, están reforzando el dispositivo hegemónico de la crueldad tan presente en estos tiempos. No van a desarticular el Orgullo de Ser y vivir con dignidad. No lo van a lograr.
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La grieta como fatalidad
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Elegir la democracia

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Cinco Siglos Igual: Colonia, violencia y espejitos de colores

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El 13 de octubre comienza el genocidio

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Claro si no hubieran llegados los españoles este señor no estaría aquí. Y de paso; esta viviendo en una propiedad que fue de los pueblos originarios. ¿La donamos?
Los Taínos no eran originarios de donde los encontraron los españoles, eran provenientes de la Amazona, y habían invadido esa zona. Estaban en permanete guerra con otro pueblo Amazónico: los Caribes.
El pueblo taíno provenía de los arahuacos, era el más numeroso y poseía una cultura elaborada. Se asentó, a partir del siglo VIII aproximadamente, en las Antillas Mayores concentrándose especialmente en Quisqueya («La Española»), Boriken (Puerto Rico) y, en menor medida, en el este de Cuba. Los caribes, en tanto, estaban poblando las Antillas Menores y asolaban con cada vez mayor insistencia los centros poblados de los taínos.
Y los Caciques vivian del esfuerzo de los campesinos. En las clases sociales podemos distinguir, los nitaínos, los behiques y los naborías. Los primeros constituían un grupo de subalternos que obedecían las órdenes de los principales caciques, pero no alcanzaron a conformar una clase social y mucho menos una nobleza. Los behiques, en tanto, eran los hechiceros o chamanes, quienes gozaban de privilegios muy similares a los de los caciques, aunque siempre estuvieron subordinados a éstos. Dentro de la población campesina, por último, se ubicaban los denominados naborías, término que hacía referencia a un grupo que realizaba trabajos forzados producto de su condición de prisioneros. En general, estos prisioneros pertenecían a pueblos arcaicos que habitaban islas vecinas.
Romantizar con falsedades no sirve. Y los excesos de los conquistadores fueron denunciados por los propios españoles y contyravenian las propia legislación española.
Capaz que si no hubieran venidos los españoles entonces el compañero Brosky andaría con un blindado por Gaza. Que de paso nos podría ilustrar sobre el papel de Jabad, Federico Sturzenegger, Eduardo Elsztain, del esposo de Patricia Bulrich, etc en el gobierno de Milei y la destrucción Argentina, como de la intromision de la mosad en la justicia en los casos de los atentados, el papel de la embajada en contra de Cristina, etc etc
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Poesía, encierro y locura

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La fiesta del monstruo

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Los hechos malditos



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Cooperativo honesto
Quizás las empleadas por acomodo (no concurso ni título habilitante) en la Biblioteca de la cooperativa, en la biblioteca, esposa (o ex) de Spinelli (el presidente), o la esposa de un conocido locutor (ex secretario de prensa de Orduna, que se autopercibe radical y operador de Obama y Trumph (sic)), ambas o una, (todes caen parados che) les hubiera podido pasar la letra del tangazo PAN, que inspira esta excelente nota de Brodsky. Pero aquí va:
PAN
Él sabe que tiene para largo rato,
La sentencia en fija lo va a hacer sonar;
Así, entre cabrero, sumiso y amargo
La luz de la aurora lo va a saludar…
Quisiera que alguno pudiera escucharlo
En esa elocuencia que las penas dan,
Y ver si es humano querer condenarlo
Por haber robado… ¡Un cacho de pan!
Sus pibes no lloran por llorar
Ni piden masitas
Ni dulces, ni chiches, ¡Señor!
Sus pibes se mueren de frío
Y lloran hambrientos de pan.
La abuela se queja de dolor,
Doliente reproche que ofende a su hombría,
También su mujer…
Escuálida y flaca,
En una mirada
Toda la tragedia le ha dado a entender.
¿Trabajar? ¿Adónde? Extender la mano
Pidiendo al que pasa, limosna, ¿Por qué?
Recibir la afrenta de un “perdone, hermano”
Él, que es fuerte y tiene valor y altivez.
Se durmieron todos, cachó la barreta
Si Jesús no ayuda, que ayude Satán,
Un vidrio, unos gritos, carreras, auxilio,
¡Un hombre que llora… y un cacho de pan…!
Letra : Celedonio Esteban Flores
Música : Eduardo Pereyra (Eduardo Gregorio Pereyra, el “Chon”)
Grabado por Carlos Gardel con acompañamiento de piano y violín. (22–07–1932, en Barcelona)
Grabado por la orquesta de Horacio Salgán con la voz de Roberto Goyeneche.