La Derecha de la región desarrolló su propia agenda temática que se basa fundamentalmente en odio hacia lo popular, con dureza policial (represión), persecución y venganza frente a experiencias y dirigentes políticos no alineados al poder. Y también desestabiliza gobiernos populares, como en Argentina ahora, y orienta su artillería contra los sectores más desprotegidos y judicializa la política (para eso coloniza al Poder Judicial), también criminaliza la protesta social, como ahora lo sigue haciendo Morales en Jujuy, estigmatizando a militantes y dirigentes del campo popular, al que descaradamente culpabiliza de las desgracias actuales.
Está claro que la derecha ya no es solo una clase social definida por la estructura económica o las relaciones de producción, sino que conforma un grupo identitario integrado por la élite económica conservadora, pero también por sectores populares sugestionados e identificados con sus ideales hegemónicos clasistas, racistas y sexistas.
¿Cómo fue que la derecha logró arraigarse en el terreno popular y disputar presencia en sectores sociales que estaban fuera de su alcance? Dicho en otros términos, ¿Cómo es que algunos segmentos empobrecidos o excluidos por clase, género o etnia votan igual que la derecha racista, machista o elitista?
Con el término de la Guerra Fría, el declive de la «revolución» y de los ideales colectivos, emergió un Capitalismo triunfante, que de modo exultante traía promesas de felicidad para todos. En poco tiempo, el neoliberalismo mostró su rostro salvaje, hambreador, que aumentó la desigualdad a nivel global y sistematizó la estigmatización y segregación como forma de vida. La caída de los Estados protectores, junto a la creciente concentración y empoderamiento de las corporaciones, dieron como resultado una creciente desigualdad. A las democracias debilitadas e intervenidas por el dispositivo de poder que no alejaban a la mayoría social, se sumaron la pandemia, la virtualización de la vida y la guerra entre Rusia y Ucrania.
Los movimientos de emancipación, por impotencia o desorientación, ya no se preguntan cómo cambiar el mundo, sino que se orientan a cómo suturar los despojos que quedaron de un planeta intervenido y saqueado por un sistema neoliberal ilimitado y homicida que produce mayorías descartadas. En ese contexto, surgió un estado anímico de insatisfacción, descreimiento de la política y depresión generalizada, causado fundamentalmente por tres factores: 1) El modelo neoliberal, que ha multiplicado la desigualdad, la concentración y la precariedad; 2) la Pandemia, la cuarentena y el encierro, que trajeron angustias, enfermedades, duelos, pérdidas económicas y desorden de la vida cotidiana; 3) Algunos gobiernos progresistas de la última oleada, que incumplieron su mandato electoral y no estuvieron a la altura de alojar e interpretar las demandas populares ni las angustias de la subjetividad.
El creciente lugar de la precariedad en las sociedades democráticas creó nuevas resoluciones: los sectores desfavorecidos pretendieron una «pertenencia», aunque sea imaginaria, por la vía identificatoria. Varios de los individuos neoliberales empobrecidos y excluidos del sistema, angustiados y decepcionados de la política, han intentado pertenecer socialmente, es decir, portando «valores» de la derecha, eligiendo a sus representantes y reproduciendo esa forma de vida.
La tramitación por la vía de la identificación explica en parte la ampliación cuantitativa de la derecha y el voto de los humildes dirigido a aquellos dirigentes o modelos que luego los esclavizarán y los privarán de derechos. De este modo, la derecha dejó de ser exclusivamente una clase social para convertirse en un grupo identitario.
La identificación resolvió en parte la demanda no siempre explicitada de pertenencia de los sectores discriminados o segregados por el sistema, mecanismo que permite explicar por qué un «gay» o un negro fueron capaces de votar a Bolsonaro o un inmigrante a Trump, y vastos sectores desfavorecidos permitieron el triunfo de la derecha en Argentina. Se entiende, por supuesto, que esta inédita ampliación social, sostenida también por los sectores más maltratados del sistema, es un síntoma social. La afirmación de grupos identitarios constituye una respuesta al poder neoliberal, un intento de restitución de las minorías explotadas u oprimidas para tramitar el rechazo y la exclusión en serie que produce el dispositivo desintegrador.
En el caso de las identidades de derecha, la heterogeneidad y el antagonismo de clase y etnia fueron cubiertos por una homogeneidad de valores (ya sea consumo, individualismo, etc.) y cohesionados por el odio como «cemento orgánico». Las fuertes identificaciones ocultan tanto la división de los antagonismos que constituyen lo social como la propia «fractura» social del sujeto.
El grupo identitario constituye una tramitación imaginaria que eclipsa el conflicto político de la desigualdad o la opresión y desplaza todo lo abyecto del orden social. La identificación y la pertenencia al grupo identitario pretenden una defensa del individuo neoliberal contra la exclusión, pero paradójicamente termina produciéndose lo contrario. La miseria sistémica y la angustia social generalizada constituyen la prueba que pone de manifiesto el fracaso de toda identidad.
Las «derechas» siempre ostentaron una supuesta identidad de «clase». Los que aspiran a involucrarse en su mundo pasan a ser excluidos reaccionarios, porque los que se nutren de una identidad prestada, pasan a vivir imaginariamente la vida de «otros».
Marcelo
Excelente informe para varios que entiendan que votándolo al despeinado es un voto en contra de sí mismos… de una vez por todas si bien faltan muchas cosas por resolver de parte del gobierno lo que hay de la vereda de enfrente no solo son espejitos de colores sino menos felicidad para nuestro pueblo..
HUGO
No hablemos de gobiernos populares, sinó mas fácil, votos comprados, votos miedo, votos cautivos, etc, Si hablamos de esclavizar gente, salí a un barrio pobre lleno de planes y preguntale a la gente, no te va a mentir.
Carlos Alberto
Interesante nota de parte del estimado Monetta, pero se estrella contra la realidad objetiva, ya que hace 16 años que gobiernan sectores supuestamente nacionales y populares y nos ha impregnados de actos de corrupción, pobreza, marginalidad, inseguridad, mas endeudamiento, inflación, perdida del salario real , exilio de jóvenes así como de empresas, jubilados x debajo de la linea de pobreza ect, pero el problema es la derecha, umm creo que la nota peca por dialogismo excesivo que no se condice con la realidad de todos los días. Como decirlo sin que nadie se sienta tocado, ESTO ES UN FRACASO POR EL LADO QUE LO MIRES, NI EL GATO MACRI MALO LO PUDO HACER TAN MAL. (DATOS – NO OPINIÓN)
Tomy
Hoy, creo no hay derechas y si lo son, hieden a mafias organizadas, para afanarse y/o entregar el estado.
Lo vimos con varios gobiernos con políticas Conservadoras y lleno de Cipayos, ladrones, y defraudadores, milicos, menem, de la ruina, macri.
Nacionalistas de extrema derecha aquí en la Argentina tambien
Universidad de ciencias políticas urgente. Sin está metería aprobada no podrás llegar a cargos públicos. Los alemanes aún lo padecen con grupos de extrema derecha, antimigratorios, Anti popular, antidemocráticos. Nacionalistas de extrema derecha que reveindican al fiurer al tercer raich