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Nota escrita por: Ricardo Monetta
lunes 9 de octubre de 2023
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Nueva Guerra en Medio Oriente: «No llores por mi Palestina» (Parte 2)

Nadie puede dudar de que una guerra es una derrota cultural y humanitaria de cualquier proceso civilizatorio, sea cual fuere la identidad de sus participantes. Pero la pulsión de la muerte y de la eliminación de un enemigo es casi la Historia misma de la humanidad cuando acuden a ella por sus incapacidades manifiestas de resolverlo por otros medios menos trágicos. Porque, como decía Gramsci, cuando un mundo está próximo a morir, pero otro no termina de nacer, es cuando aparece el monstruo de la guerra. El mundo que habitaban hace cien años quienes tenían el poder de decidir quiénes irían a ocupar Palestina en 1923, no es el mismo que conocemos hoy. Y el primer responsable fue el imperio Británico, que determinó que fueran colonos europeos y árabes, musulmanes, cristianos una porción escasa de judíos, 10%.

Mucha Historia se escribió después, caracterizada por una actitud expansionista que, a partir de 1948 con la creación del Estado de Israel, se intensificó esa expansión, que terminaron en una larga sucesión de conflictos armados, tanto con egipcios, palestinos y otros vecinos que se oponían a la expansión en forma de ocupación utilizando los «asentamientos de colonos» desalojando a primitivos moradores. Y así fuimos testigos de la famosa «Guerra de los 6 días», en 1967, comandada por el célebre Moishe Dayan (con un parche negro en un ojo) que destruyó a la aviación egipcia en su mismo suelo (con la misma sorpresa que usó Hamas hace pocos días) y cuyo resultado fue la ocupación de la península de Sinaí y las alturas del Golán. Debiendo agregar la guerra del Yom Kipur de 1973, entre las mayores contiendas. Poco a poco, el Estado de Israel, con operaciones fugaces, fueron «acorralando» a los palestinos, hasta que su territorio quedó dividido en dos: la Franja de Gaza y Cisjordania.

Mal podría interpretarse o evaluarse la crisis actual haciendo caso omiso de la también brutal y sistemática violación de los derechos humanos, los mismos que hoy reclama Israel, que viene padeciendo la nación Palestina a manos de sus opresores israelíes desde hace décadas, silenciados sistemáticamente por la prensa internacional, como lo vienen haciendo ahora que es la OTAN la que maneja la información que llega a Occidente (que nos quiere hacer creer que el urcraniano Zelensky es un «monje benedictino», devenido en estadista).

Volviendo al tema, es necesario tener en cuenta la opinión que Norman Finkelstein, escritor e intelectual judío, resume en su libro «Método y locura» sobre la historia oculta de los ataques de Israel en Gaza y la política profunda del Estado israelí contra los pobladores palestinos, tomando como hechos de análisis las operaciones militares por sorpresa denominadas «Plomo Fundido» entre 2008 y2009, Pilar Defensivo en 2012, Margen Protector en 2014, que devastaron la Franja de Gaza, y nadie dijo nada, y asesinaron a 3.700 palestinos y palestinas. El mismo Finkelstein detalla de manera concisa esas invasiones de Israel, sus razones, las mentiras esgrimidas para justificar los ataques y el entramado internacional de encubrimiento que le ha permitido a Israel ampliar la ocupación de territorio palestino.

El escritor Finkelstein es hijo, nada menos, de sobrevivientes de Auschwitz, mal podría entonces favorecer la acción de un estado sionista que transgrede todas las normas internacionales e incluso las sanciones numerosas de las Naciones Unidas. Además, para corroborar este aserto, están las declaraciones del Informe Goldstone de las Naciones Unidas, en una investigación de la Operación «Plomo Fundido» que dio cuenta de los crímenes cometidos por el estado de Israel. Por supuesto, el informe fue rechazado por Tel Aviv al dejar al descubierto la masacre cometida por Benjamín Netanyahu, la que además originó una crisis en el sistema político de Israel al querer reformar el sistema Judicial para (al igual que Macri lo hizo en Argentina) que le otorgara impunidad ya que tiene decenas de causas judiciales. Lo favoreció la alianza con los sectores ortodoxos más ultraderechistas del sistema religioso y otros en una alianza que le permitió tener una mayoría simple en el Parlamento.

Todo lo anterior, no justifica el accionar del grupo Hamas, que es el brazo armado de una coalición que ganó las elecciones años atrás, y con una profunda división con la ANP (Autoridad Nacional Palestina). No nos olvidemos de que Gaza ha sido declarada como la «cárcel a cielo abierto» más grande del mundo. Las provocaciones constantes de las mal llamadas Fuerzas de Defensa Israelí, van de la mano de muchas otras realizadas por los colonos devenidos, con la complicidad del gobierno, en torvos escuadrones de la muerte que asumen por mano propia la tarea de someter por el terror a los pobladores originarios dueños legítimos de esas tierras.

Cuando terroristas sanguinarios de Hamas asesinan a civiles desarmados en cualquier lugar de Israel, todo Occidente condena la agresión. Pero cuando lo hace el Estado hebreo es una «respuesta democrática» contra los terroristas. Aunque no lo expresen abiertamente, las potencias occidentales, defienden el «supuesto» derecho del estado de Israel, de ocupar, reprimir, asesinar y sobre todo como lo llama Netanyahu, «limpieza ética». Típica expresión utilizada por los fascistas de todo el mundo. Por muchos intereses que no vienen al caso ahora, veremos un mensaje de un mandatario internacional reconociendo el derecho de Palestina a defenderse, cuando se han violado todos los tratados y resoluciones. Y cuando un primer Ministro como Izak Rabin firma un tratado de paz en Camp David, con el presidente Bill Clinton como testigo, ese ministro fue asesinado por un joven de la ultraderecha israelí. Y luego Yasser Arafat, fue asesinado por los servicios, ¿de quién?

No nos engañemos. Muchos argentinos han muerto estos días por los ataques de Hamas. Cosa que es execrable junto con los miles que ya murieron y van a morir, de un pueblo judío que no merecía pasar por esto. Si nuestro país ha dado judíos notables como Daniel Barenboim, el genial director de orquesta, el Premio Nobel César Milstein, que salvó centenares de miles de vidas con los anticuerpos monoclonales, el genial escritor y poeta a quien llegué a conocer, Juan Gelman, etc. Pero ellos no adherían a las políticas sionistas de su país.

Hamas sí, es una organización armada que comete actos de terror, pero que se alimentó y expandió por la violación de los derechos humanos de Israel en forma sistemática, desde 1917 cuando los imperios coloniales en todo el mundo decidían quiénes serían los habitantes de las tierras conquistadas en el nuevo mundo. El problema fue que el proceso colonial sionista, impuesto por Gran Bretaña, llegó en una época en la que se imponía la descolonización y por eso las tremendas dificultades para imponer un orden injusto. Los sionistas se equivocaron de tiempo político para expulsar a los palestinos y minusvaloraron la capacidad de resistencia palestina, a pesar de la gran asimetría que existe en relaciones de poder militar entre unos y otros.

Pero cuidado!. Este ataque de Hamas, puede darle la justificación a Israel y su clase política cómplice, para intentar «solución final», de exterminio y desaparición como lo intentó el mismísimo Hitler con quienes ahora pasaron de víctima a victimario en esta ruleta trágica que es la Historia de la Humanidad.

Por último, quien se sienta mejor persona por escandalizarse por la violencia de los terroristas de Hamas sobre Israel, es porque nunca se ha interesado de verdad por lo que ocurre en Palestina. Que no se crean mejores, solo son más ignorantes.

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