En los últimos días un par de episodios callejeros pusieron de relieve cuestiones muy profundas que vemos a diario con distinta intensidad : violencia extrema y exaltación de la desigualdad social como un activo digno de destacarse. “andá al conurbano a tomar mate, negra rata”, espetaron contra una mujer sentada al costado de una cancha de golf en Pinamar. Como no se iba, le partieron un palo de golf en la cabeza. Otro hecho similar tuvo lugar en el porteñísimo barrio de Palermo. Allí, otro violento con plata vociferaba contra un grupo de judíos por Palestina : "Yo soy rico y ustedes son unos negros de mierda", mientras les exigía “váyanse de mi barrio” al mismo tiempo que les recordaba que "la gente rica no va presa". La agente policial de la ciudad que intervenía le daba la razón pues solo atinaba a que el vomitador de odio no se acercara al grupo agredido. ¿qué nos pasó? pregunta Ud… simple, el Presidente y su troup se convencieron que el éxito de sus políticas está en la expresión grosera como muestra de sinceridad. Pero, primero eligieron al enemigo “negros de mierda, choriplaneros, kukas…”, la agresión comienza en redes y sigue en la calle. El plan es continuar el camino iniciado por la violencia judicial-mediática macrista contra el kirchnerismo, pero dirigida al populacho que lo apoya. Es el trabajo de pinza para cerrar el círculo. No ocultan el objetivo y que consiste en asustar, amedrentar a todo aquel que piensa diferente : ¡“Kukas de mierda tiemblen. La libertad avanza”!. Llamativamente este proceso que se incuba hace rato cuenta con defensores a los que les cuesta entender que ellos pueden ser próximas víctimas. Solo hay que recordar "Lo único necesario para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada".…