El megaescándalo de corrupción que estalló en Ucrania sacude al presidente Volodímir Zelensky y a su círculo más cercano: fajos de dólares y euros incautados, escuchas telefónicas, un esquema millonario en Energoatom, presiones en Defensa y hasta la filtración de fotos de un baño de lujo con inodoro de oro, símbolo extremo de la decadencia de las élites ucranianas.
En esta columna, Ricardo Monetta analiza el agravamiento del conflicto entre Israel e Irán y advierte sobre la posibilidad de una guerra de escala global, con el involucramiento directo de Estados Unidos, Rusia, China y otros actores estratégicos. Denuncia la manipulación mediática, la decadencia de las élites europeas, y el uso del imperialismo como mecanismo de supervivencia del capitalismo global. Una mirada crítica sobre los intereses geopolíticos que podrían empujar al mundo a un nuevo abismo.
Cuando todo parecía encaminarse hacia un alto el fuego que serviría de transición a la paz definitiva, los "monstruos de la guerra" emergen en forma siniestra, anulando las capacidades cognitivas de los supuestos líderes de la Comunidad Europea, que no se resignan a que el brazo armado asesino de la OTAN durante décadas pueda ser derrotado y humillado como lo está haciendo ante la Federación Rusa.
El conflicto entre Rusia y Ucrania, que ha puesto en jaque la estabilidad mundial, tiene raíces profundas que van más allá del relato simplista de agresores y víctimas. Desde el golpe de Estado en Kiev en 2014 hasta la actual confrontación entre bloques geopolíticos, la guerra es el escenario de una disputa por hegemonía, recursos y poder. Este análisis examina los factores estratégicos, económicos e históricos que han llevado a la escalada del enfrentamiento y sus implicancias en el tablero internacional.
Es muy probable que el cese de una guerra innecesaria se produzca en una fecha muy importante para uno de los principales actores, pero con el acompañamiento de quien, en la administración anterior de EE. UU., fue el principal responsable del inicio de las hostilidades, que no se iniciaron en 2022 sino en 2014 con el golpe de Estado en Ucrania y el advenimiento de Volodimir Zelenski al poder, con la destitución del presidente legítimo. Luego se sumaron las fuerzas de la OTAN, comandadas por EE. UU., y los halcones de ultraderecha, que creyeron que era una "excursión de pesca" y menospreciaron la verdadera capacidad de la Federación Rusa y su notable rearme luego de la defenestración de la "banda" de plutócratas y oligarcas que fueron expulsados del poder por el partido de Vladimir Putin. Este inició una recuperación asombrosa que dejó atónitos a propios y extraños, y cuyos ejércitos, tanto terrestres como aéreos, destrozaron todo intento ofensivo de las fuerzas ucranianas, dotadas de todo el armamento que les suministraron tanto EE. UU. como la OTAN.
Los vaivenes de la historia hacen que las élites dominantes decidan un cambio profundo en la forma de consolidar su hegemonía, ya sea cambiando a los personajes que ejecutan sus estrategias globales o ajustando el rumbo de su expansionismo histórico. En este contexto emerge el "trumpismo", corporizado en la figura de un presidente que encarna el liderazgo necesario para implementar el nuevo proyecto expansionista de la Heritage Foundation, uno de los think tanks más neoconservadores de Estados Unidos.
Cuando tribus eslavas se unieron en 1882, fundando lo que fue la Rus de Kiev, no imaginaron que en el curso de los siglos iba a quedar atrapada, por su situación geográfica y por sus recursos naturales, en una circunstancia de un escenario donde la corrupción de los propios dirigentes, la cooptación por parte del anglo-sionismo y las potencias de la OTAN europea, definieron un destino inevitable de balcanización, confiscación y la pérdida de centenares de miles de vidas humanas por una guerra de neto corte capitalista, en la cual la mentira, la traición y la deshumanización innecesaria la llevarían a un destino trágico de quedar en un estado de retroceso en el cual la pérdida de soberanía sobre su propio destino la hará retroceder en la historia.
En medio de una gran incertidumbre por la toma de decisiones sobre las acciones de guerra, esta ha sufrido una disminución en su intensidad, pese a que en el frente del sureste de Rusia, las fuerzas de la Federación avanzan sin prisa, pero sin pausa, arrasando las posiciones ucranianas. El contexto de información internacional se interroga acerca de cómo seguirá esta guerra que, a su juicio, Ucrania ha fracasado en su misión delegada por la OTAN y EE. UU., aunque le sigan proveyendo armas de todo tipo. Por el momento, Washington promete más ayuda, pero autoriza a Kiev el uso de misiles de largo alcance, lo que podría desencadenar una respuesta por parte de los rusos que escalaría la intensidad del conflicto e incidiría en las elecciones de noviembre. El todavía presidente Biden quiere aparecer como un componedor de tratativas de alto el fuego.
El experto en geopolítica Ariel Umpiérrez afirmó que uno de los helicópteros fue destruido por las fuerzas rusas. O sea, funcionaban, no eran trastos viejos como decìan los defensores de Milei para justificar al dadivoso presidente. En Argentina, los Mil Mi-17 de fabricación rusa eran usados para el combate de los incendios y rescate. Ahora estaban en poder de Ucrania tras el regalo de Milei.