El cóndor, como ave, es un hermoso "buceador" de las alturas de las montañas y representa la majestuosidad de las aves en su evolución como especie única. Pero también, la palabra "Cóndor" sirvió para denominar la siniestralidad de una conjura ideada por el "imperio" para avasallar, asesinar y destruir los intentos emancipatorios de América Latina, en una saga que todavía ha dejado las "estructuras" políticas y económicas como residuos de esas siniestras dictaduras que supimos conseguir y sufrir. Se traducen en una cifra como símbolo perenne de la memoria: Fueron 30.000.
Es muy probable que el cese de una guerra innecesaria se produzca en una fecha muy importante para uno de los principales actores, pero con el acompañamiento de quien, en la administración anterior de EE. UU., fue el principal responsable del inicio de las hostilidades, que no se iniciaron en 2022 sino en 2014 con el golpe de Estado en Ucrania y el advenimiento de Volodimir Zelenski al poder, con la destitución del presidente legítimo. Luego se sumaron las fuerzas de la OTAN, comandadas por EE. UU., y los halcones de ultraderecha, que creyeron que era una "excursión de pesca" y menospreciaron la verdadera capacidad de la Federación Rusa y su notable rearme luego de la defenestración de la "banda" de plutócratas y oligarcas que fueron expulsados del poder por el partido de Vladimir Putin. Este inició una recuperación asombrosa que dejó atónitos a propios y extraños, y cuyos ejércitos, tanto terrestres como aéreos, destrozaron todo intento ofensivo de las fuerzas ucranianas, dotadas de todo el armamento que les suministraron tanto EE. UU. como la OTAN.
La administración de Donald Trump, en su afán de revanchismo contra sus rivales del Partido Demócrata, destapó sin duda un secreto a voces que, por lo menos desde el inicio de la Guerra Fría, determinó lo esencial de la política exterior de EE.UU. Todas las decenas de guerras e invasiones practicadas por el "imperio del bien" después de la Segunda Guerra Mundial contra los gobiernos "desobedientes" tuvieron su etapa previa, "híbrida", como se dice ahora, es decir, un trabajo de desestabilización interna. La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, conocida por sus siglas USAID, fue un instrumento supuestamente de ayuda humanitaria, creado para la cooperación y asistencia con otros países.
Los imperios han existido desde hace siglos. Todos ellos fueron procesos de colonización y explotación, acompañados de una ideología que considera al colonizador como un ser superior al colonizado. Ya una generación antes de Cristo, Augusto liquidó la República Romana apelando a la religión, presentándose como el preferido de Apolo, poniendo al Senado bajo su autoridad y convirtiéndose en el primer emperador romano. Augusto capitalizó la inestabilidad social del momento con un carismático, demagógico y estratégico discurso de "hacer Roma grande de nuevo". Medio milenio más tarde, Augústulo fue el último emperador del Imperio de Occidente, derrotado por los "bárbaros germanos".
Días atrás, el diario Aurora informó que “Jonathan Greenblatt, director de la Liga Antidifamación (ADL por sus siglas en inglés), afirmó que, “según los datos de la organización, el antisemitismo en Estados Unidos ha experimentado un alarmante aumento del 900% en los últimos diez años. Este crecimiento no ha hecho más que aumentar exponencialmente desde el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023” (Aurora 14-1-25).
Los vaivenes de la historia hacen que las élites dominantes decidan un cambio profundo en la forma de consolidar su hegemonía, ya sea cambiando a los personajes que ejecutan sus estrategias globales o ajustando el rumbo de su expansionismo histórico. En este contexto emerge el "trumpismo", corporizado en la figura de un presidente que encarna el liderazgo necesario para implementar el nuevo proyecto expansionista de la Heritage Foundation, uno de los think tanks más neoconservadores de Estados Unidos.
Para conocer la naturaleza de la ambición expansionista de EE. UU., es necesario asomarse a sus orígenes constitucionales, cuando el 4 de julio de 1776 se proclamó la independencia de las 13 colonias de Gran Bretaña por parte del nuevo país denominado Estados Unidos. Este hecho tuvo un valor universal, porque por primera vez en la era del capitalismo se rompió con el coloniaje, y la nueva nación asomaba inspirada en los valores e ideales del pensamiento ilustrado, que convirtió a la libertad y a la democracia en fundamentos inseparables de su evolución posterior.
A pesar de las declaraciones altisonantes, aparentemente expansionistas y provocadoras del próximo presidente de EE. UU., se esconde un proyecto con profundos intereses de grupos de "élite" del capital global.
Ha causado sorpresa, estupor e indignación de toda clase, la difusión de un documento que debía ser reservado, del fiscal general Jack Smith, acerca de las acciones criminales cometidas durante las elecciones de 2020 en los EE. UU., en las que resultó Donald Trump derrotado, y que además interfirió en las mismas junto a otros graves delitos cometidos. Es muy probable que sea declarado, como lo dice la Justicia Federal de EE. UU., como un criminal convicto. Va a estar sentado en el banquillo por una acusación de 34 delitos. En el día de ayer fue sentenciado por el juez federal y lo convertiría en el primer presidente en la historia política de EE. UU. con el peso de una condena. El juez federal, Juan Merchan, dijo que las prioridades y facultades del ciudadano Trump le impiden ir a prisión. Otro fiscal expresó que el pueblo es el que pide la absolución absoluta. Esta decisión fue presentada por los abogados de Trump ante la Corte Suprema, que le cerró las puertas en la propia cara a los abogados.
Cuando un imperio ve que comienza a disminuir su hegemonía en un mundo que le fue servil durante décadas, es porque su "relato" y los hechos fácticos no se traducen en términos de poder real, y es cuanto más desata un despliegue de políticas agresivas que van desde el "golpe blando" hasta la invasión del objetivo señalado porque está convencido de su impunidad natural que ningún poderoso se había hasta hoy atrevido a desafiarlo. Eso sí, siempre en nombre de la "democracia" y de las libertades.