Entender los procesos históricos suele ser un arduo trabajo, que nos enseñan que es mejor dejarlo para interesados, esos intelectuales ratones de bibliotecas, con olor a naftalina. Pero, lo que poco nos han dicho, es que la espiral histórica no solo está constituida por eslabones de acciones personales de cada uno de nosotros, sino que la realidad cotidiana de la subsistencia y la organización personal depende, mucho más de lo pensado, del rulo que haga esa espiral histórica.
Sin rodeos, para no enredar la espiral, abordaré el tema de la Hidrovía Paraná-Paraguay, como ejemplo concreto de qué sucede con esta espiral, sin antes reconocer que no acuerdo con el concepto de hidrovía, porque el Río Paraná es mucho más que una vía navegable para el transporte y el comercio.
La Constitución Nacional deja expresado en el Art. 26.- “La navegación de los ríos interiores de la Nación es libre para todas las banderas” Este artículo corresponde a la escritura original de la Constitución, en 1853; gobierno liberal que ordenó los conflictos interprovinciales e hirió de muerte al federalismo.
Arturo Jaureche, el gran escritor argentino, expresa, en su libro Manual de Zonceras Argentinas, que data de 1934 que “Es la primera zoncera que descubrí (…) –De quién libertamos los ríos? (…) – De nosotros mismos – ¿De manera que los ríos los libertamos de nuestro propio dominio? (…) Pero entonces, si no eran ajenos sino nuestros, y los libertamos nosotros mismos, ¿se trata sencillamente de que los perdimos? (…) la libertad de los ríos nos había sido impuesta después de una larga lucha en la que intervinieron Francia, Inglaterra y el Imperio de los Braganzas (Brasil). Y en lo que no se había podido imponer por las armas en Obligado (1845) por los imperios más poderosos de la tierra, fue concedido –como parte del precio por la ayuda extranjera- por los libertadores argentinos que aliados con Brasil vencieron en el campo de Caseros (1852) [2]
¿A quién beneficia la libre navegación de los ríos? Primero hay que tomar dimensión de qué es y qué significa la Hidrovía Paraná-Paraguay: es un corredor natural de transporte fluvial de más de 3.400 kms. de largo, que se extiende a través de los ríos Paraná y Paraguay; es parte de un inmenso sistema hídrico denominado “Cuenca del Plata”, que comprende la región más fértil del mundo, de algo más de tres millones de kilómetros cuadrados de superficie, con un gran porcentaje de hectáreas vírgenes, donde se pueden producir sin restricciones (porque los inviernos de la región están libres de nieve), los 40 productos alimenticios básicos para la subsistencia del ser humano.
Siguiendo el hilo de la espiral retomemos: Rosas defendió el Río Paraná en la Vuelta de Obligado, pero al ser derrotado en Caseros (con la ayuda de Brasil e Inglaterra) el gobierno “liberal” escribe en el Art. 26 de la Constitución que los ríos de Argentina pueden ser navegados libremente por cualquier bandera internacional.
Anudando el hilo, en 1969, durante la dictadura de Onganía, se firma el Tratado de la Cuenca del Plata con la finalidad de “optimizar” los recursos de la región en beneficio de los países que firmaron: Argentina, Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay. Siguiendo la espiral, durante el avance neoliberal de los 90 surge “El proyecto HPP (Hidrovía Paraguay-Paraná) como propuesta proveniente de los gobiernos de Brasil, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay, a finales de la década de los 80. Consistía en un eje acuático norte-sur en el cual se programaban una serie de proyectos infraestructurales (gasoductos, represas, puertos, entre otros) destinados a agilizar los flujos de mercancía hacia el Océano Atlántico.
El objetivo principal del proyecto fue el de reducir los costos de transporte para aumentar el tráfico de mercaderías, lo cual se traducía en la generación de ventajas comparativas para la inserción del área involucrada en la economía mundial (CAF 1998). Pero principalmente, la Hidrovía se asoció a la generación de grandes beneficios económicos para empresas transnacionales, y posibilitó, al mismo tiempo, el ingreso de grupos financieros internacionales dedicados a la explotación de territorios. (…) La implementación de la Hidrovía ocupó amplios espacios en la prensa de la zona agroexportadora argentina durante la década de los 90. Entre los grupos que la promocionaban se encontraban funcionarios políticos, grandes empresarios locales e internacionales, grandes productores de granos y empresas agroexportadoras (así como las empresas asociadas a dicha industria), especuladores inmobiliarios, empresas ejecutoras de obras de ingeniería (dragado, refuncionalización de puertos, depósitos, etc.), bancos e instituciones financieras internacionales y, por supuesto, los medios de comunicación asociados a dichos grupos.”[3]
Olvidada ya la Vuelta de Obligado, el tiempo y la educación pusieron las cosas en el lugar que convenía, el Dictador fue Rosas, y la “Libre navegación de los ríos”, un emblema del cual debíamos sentir orgullo; claro que nunca nos enseñaron que los norteamericanos no permiten navegar libremente el Mississipi, ni los ingleses el Támesis, ni los alemanes el Elba o los franceses el Ródano (tanto admirar el primer mundo, se nos escapó la tortuga en esto); pero tampoco nos dijeron que nuestro vecino Brasil, que nos insta a firmar acuerdos de libre navegación, no lo permite con el Amazonas (aun siendo compartido con otros países) porque entiende que “su navegación es cosa que rige el que controla el cauce inferior”. ¡Ohhh el Paraná sería el cauce inferior de la hidrovía, que desemboca en el Río de la Plata!.
De tan liberales los gobiernos, los procesos de endeudamientos se agravan inexplicablemente y así se allana el camino para los nuevos discursos de privatización, eficiencia e integración regional. El rol del estado se demoniza desde lo discursivo y solo queda abrir las puertas a las multinacionales para la apropiación de nuestra cuenca, vale como ejemplo citar a Cargill, que ostenta el dominio del puerto de Diamante o Vicentín, el puerto de San Lorenzo.
La Hidrovía Paraguay-Paraná es, nada menos, que la principal puerta de los barcos que transportan el 80% de las exportaciones argentinas de granos y sus derivados -sobre todo aceite y harina de soja-, lo que en 2024 representó -según un informe de la Fundación Pensar– aproximadamente el ingreso de US$ 30.000 millones al país -el total de exportaciones fue de US$ 79.000 millones-.En el Gran Rosario -entre las localidades de Villa Constitución y Timbúes – existen 28 terminales portuarias que conforman el segundo complejo agroexportador más grande del planeta. [4]
Actualmente, en enero de este 2025, el Gobierno Nacional disolvió de la Administración General de Puertos (AGP) y creó la Agencia Nacional de Puertos y Navegación (Anpyn), tendrá bajo sus funciones la concesión de la hidrovía de los ríos Paraná y Paraguay, clave para la salida de buques de carga de varios países hacia el Atlántico. Posee autarquía financiera, bajo la órbita del Ministerio de Economía que maneja el Ministro Caputo, concentrando el poder en sus manos y abriendo la puerta a la privatización por 30 años, en una región donde se estima el impacto sobre más de 70 millones de habitantes
La espiral de la historia, tiene muchas vueltas, pero un solo hilo conductor, a lo largo de su recorrido fueron los gobiernos liberales quienes entregaron la navegación de los ríos y al decir de Jaureche “la libre navegación de los ríos fue una derrota argentina que nos presentan …¡Como una victoria! Y encima nos enseñan a babearnos de satisfacción y darnos corte, como vencedores, allí justamente donde fuimos derrotados”
Verónica López
Lic. en Cs de la Educ.
[1] Jaureche, Arturo M. (2007) Manual de Zonceras argentinas. Ed. Corregidor 7ª imp.
[2] Ob.Cit.
[3] Ariana Rausch, Gisela. 2021. “Privatización, eficiencia e integración: la ‘verdad’ sobre la Hidrovía Paraguay-Paraná en la Argentina de los 90”. Íconos. Revista de Ciencias Sociales 69:143-162.
[4] https://chequeado.com – consulta julio 2025
1 comentario
1853 en adelante
En la nota lo dice y está claro atravez de un párrafo de nuestra Constitución, por consiguiente el federalismo murió ya desde 1853 en adelante.