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Director: Claudio Gastaldi | martes 14 de enero de 2025
Nota escrita por: Ricardo Monetta
lunes 2 de diciembre de 2024
lunes 2 de diciembre de 2024

La Sociedad Fantasma

Los "fantasmas" son una creación mitológica de la fantasía popular desde los tiempos remotos de la humanidad, refiriéndose a formaciones etéreas que corresponderían a seres que se desprendieron de la vida corpórea humana y que, al fenecer esta, pasarían a una dimensión del universo astral. Serían seres, "estructuras" errantes, sin sensibilidad, sin exteriorización de respuesta alguna a su existencia, provistas de un nihilismo que hace que su existencia sea errática, que, según la mitología, aparecen y desaparecen como para poner en alerta a los seres vivos de que hay un mundo que espera que les dé un motivo para justificar su existencia.

Dicho esto, es que quiero hacer una analogía con el comportamiento «fantasma» de nuestra sociedad, donde muchos ven resignación, excesiva paciencia y pasividad frente a un ajuste criminal que provoca un aguante sobrehumano, no solo para seguir viviendo, sino para cómo hacer para sobrevivir y llegar a fin de mes. Observo que desde hace años la sociedad, antes que derechizada, está cansada de cuerpo y alma, después de que el laboratorio de las experiencias políticas nunca cambia, salvo espacios efímeros, la ecuación de opresores y oprimidos. Y la pregunta que surge de la indignación: «¿Hasta cuánto se va a aguantar esto?» no tiene respuesta. Por una sencilla razón: no importa si viene o no el estallido social, porque no puede venir, ya que la sociedad ya se está implosionando. O sea, se desmorona sobre sí misma. Lo que habría que averiguar es cómo, con qué cansancios, con qué violencias, con qué gastos de energía, con qué luchas (ausentes sin aviso) y con qué manera de relacionarse con la «crisis», esto que se fue soportando y lo que es peor, asimilando como si fuera un destino inevitable.

Hace ya tiempo que la política no le arroja a la sociedad respuestas porque desconoce a la sociedad de manera profunda. Esta política solo tiene respuestas para una porción mínima de la sociedad, que son los sectores de privilegio. Que se festejan a sí mismos con el mareo y la embriaguez por el extravío de coordenadas concretas que exige la dramaticidad de las circunstancias. Mientras tanto, la sociedad, en su mayoría, deambula como fantasmas, buscando de qué manera en este plano astral llamado «vida» puede llegar a encontrar un mínimo de sustento que le permita alimentar a su cuerpo y a su espíritu de persona digna. Esta sociedad fantasma está cansada a tal extremo que regala gobernabilidad al «amo» que la castiga con el pretexto del «déficit cero», a la depresión de los salarios, de tal manera que ya se confunde la clase humilde con la soberbia de esa clase media que quiso ser superior y ahora también sufre las humillaciones de la posverdad del neoliberalismo cruel. ¿Qué hacer con esta sociedad invocada y bloqueada por los análisis de las editoriales del conservadurismo rancio? Esta sociedad fantasma está recubierta con el régimen de una obviedad visibilizada en una planilla Excel.

Que la sociedad suba a la superficie solo para visibilizar la pobreza significa que debemos perforar esa obviedad que la congela a puro diagnóstico, pero sin ninguna solución. Por eso digo que este inmovilismo social es producto de la «implosión», por acumulación de desesperanzas, odios y frustraciones que han provocado las mutaciones profundas de la sociedad argentina en la última década.

Dada la pulsión argentina a realizar cambios históricos, dada la manera libertaria de llevar el ajuste a umbrales asfixiantes y trágicos, y por cortejar con escenarios de conflictividad y belicosidad social espetacularizada a cielo abierto, no se puede descartar nunca ese estallido. Lo que sí es seguro y verificable es que eso, posible y del porvenir, ocurrirá sobre una sociedad ya implosionada. Y para esa reconstrucción hacen falta conducción política y no líderes de barricada con demagogia prehistórica.

La sociedad todavía no se miró al espejo. ¡Cuánto asombro les brotaría al comprobar que ese vidrio espejado le devuelve la imagen de un «fantasma» de lo que fue y quiso ser, y solo es el recuerdo del antaño…!

Como dijo Castelli, la pluma más filosa de la Revolución de Mayo:
«Si lo ves al futuro, decile que no venga».

  • ciudadano conciente

    Muy buena semblanza de lo que estamos viviendo. Además con buena pluma!

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