El tesorero de la Mutual, Carlos Alcides González, estaría sosteniendo en su defensa que permaneció en su cargo para proteger los fondos de la entidad, pero su accionar plantea serias dudas al respecto: habría admitido que el el presidente de la sociedad Mutual de Músicos Mariano Guerrero retiraba dinero de las cuentas de la Mutual firmando recibos. Si su objetivo era custodiar el dinero, ¿por qué permitió que el presidente Guerrero retirara fondos mediante simples recibos firmados? Según pudo saber este medio, González habría manifestado que la Mutual disponía de $15 millones de la venta del inmueble en el banco y que ya no están. En su rol de tesorero, ¿qué medidas tomó para evitar un uso indebido de ese dinero? ¿Esconder parte del resto del dinero en su casa?
La propia escritura pone en tela de juicio su actuar: aunque Schmid asegura haber pagado 90 mil dólares por el inmueble, la escritura declara un valor de 20 mil dólares. Este desfase genera un problema fiscal para la Mutual y refleja las irregularidades en la gestión del tesorero.¿Por qué accedió a una escritura que refleja un valor de venta mucho menor al admitido y muy por debajo del valor de mercado que se estila entre los 200 mil dólares?¿Cómo planeaba este tesorero incorporar o “blanquear” esos fondos “en negro” en las cuentas de la Mutual? Esos 15 millones que figuran en escritura de venta era el único monto que podían “blanquear”.
Además, González aseguró que se ocupó de resguardar el dinero todo este tiempo. ¿De quién? ¿De quiénes? ¿Y por qué entonces faltan 39500 dólares (unos 40 millones de pesos) de la suma reconocida por ambas partes?
Si bien el tesorero Carlos González declaro ante la justicia poseer el dinero de la venta, no deposito el mismo a pesar de que su abogado pidió la apertura de una cuenta en dólares. La tardanza del imputado , llevó al fiscal a solicitar el allanamiento en su domicilio, dando con 50500 dólares.
Según informó el medio El Entre Ríos, Javier Orduna, defensor del tesorero González, sumó a la investigación un audio en el que se escucharían los diálogos durante el acto de escrituración del inmueble. De allí, dejaron trascender desde Fiscalía, surgirían nuevos elementos de juicio que confirmarían la cifra que realmente se habría abonado: 90.000 dólares, coincidente con lo informado en su descargo por el comprador, Guillermo Schmid.
Faltan 39.500 dólares, sin que exista ninguna factura que la asociación pueda exhibir como comprobante de inversión de tales fondos.
Ahora el tesorero ha aportado elementos con los que intenta probar su versión: que la operación se hizo sin su participación.
Por ejemplo, presentó el acta de la Asamblea de Venta, donde está registrada la decisión de los socios. En ese documento, el tesorero no figura entre los firmantes, pero sí está mencionado. “Es un acta que no refleja la realidad. Firman cuatro personas: Presidente, Secretaria y 2 socios. Y se la hace pasar por un acta donde se contaría con una supuesta unanimidad”, explicó Orduna. Y enfatizó: “el Tesorero, mi cliente, no firma”.
González también aportó varias notas donde pide al presidente de la Mutual, Mariano Guerrero, que rinda cuentas de lo ocurrido con la sede social. También hay otra nota donde “intima” –describe Orduna- a Guerrero para “que permita el ingreso de nuevos socios. Estas notas fueron ingresadas por la Mesa de Entradas de la Asociación. Sobre estas notas se solicitó a la Fiscalía que realice pericia caligráfica para constatar que efectivamente fueron recibidas por el Presidente y Secretaria”, precisó Orduna.
Más allá de estos legítimos esfuerzos defensivos, el tesorero González afronta un desafío nada menor. Del audio que aportó surgirían indicios de que él conocía que se iba a recibir dinero en negro. Es más, se escucha que conversan sobre la búsqueda de cajas de seguridad. Todo ello se contradice con la versión que ofrece González, según la cual nada sabía de la operación, que lo habrían tomado por sorpresa al convocarlo para la escrituración.
En cuanto a las notas demandando explicaciones a Guerrero, se motivo de debate si resultan documentación suficiente para probar que González actuó en resguardo del dinero recibido, o si, por el contrario –como suponen en Fiscalía- los fondos se los fueron repartiendo y por ello es que faltan 39.500 dólares.
El Comprador
Por su parte, Schmid, que dice ser un “representante” de la firma Infinet SAS, aseguró haber abonado 90 mil dólares por el inmueble, incluidos 9 mil dólares en concepto de seña. Sin embargo, surge la pregunta de si existe comprobante de dicha seña que pueda tener validez judicial. Hasta el momento, se desconoce si se han presentado documentos que lo respalden. Como representante de una Sociedad Anónima Simplificada, ¿actuó dentro de sus facultades legales al firmar una escritura que refleja un valor menor al monto pagado? El desfase entre los 90 mil dólares supuestamente pagados y los 20 mil que figuran en la escritura podría derivar en evasión fiscal y otros delitos tributarios de carácter federal, comprometiendo tanto al comprador como a los miembros de la comisión directiva.
Schmid alegó que, si no firmaba la escritura por 20 mil dólares, perdería el dinero de la seña. De confirmarse, esta situación podría encuadrarse como un caso de extorsión por parte de la comisión directiva. Sin embargo, la pregunta es cómo hará para corroborar si realmente hubo una presión indebida, ¿tiene testigos? ¿fue documentada?
Es decir, se prestó a falsificar un documento con carácter público, en perjuicio de una sociedad civil sin fines de lucro, para no perder 9 mil dólares… Dicho de otro modo, reconoció un ilícito para no perder dinero.
Por último, Mariano Guerrero, presidente de la entidad desde hace más de 20 años, había declarado en una entrevista en Radio Ciudadana que el dinero de la venta se encontraba repartido entre una cuenta en el banco Macro y una caja de seguridad en la misma entidad financiera. Sin embargo, tras las investigaciones judiciales, se descubrió que en el banco apenas había una cantidad mínima en la cuenta y que la supuesta caja de seguridad no existía.
El contraste entre las declaraciones de González, Schmid y Guerrero expone inconsistencias que dejan más preguntas que respuestas. La escritura, firmada por ambas partes, representa un acto que, al menos en papel, fue consensuado.
En este último punto, cabe recordar el principio de la teoría de los actos propios: “Nemo auditur propriam turpitudinem allegans” (Nadie puede alegar a su favor, su propia torpeza). Es un principio universal del Derecho según el cual ninguna persona puede alegar a su favor su propia culpa, en razón a que sus actos y consecuencias son su responsabilidad.
Fuente: El Entre Ríos / DIARIOJUNIO
Eduardo
Todo turbio,Smichdt creador de una cloaca digital en facebok. donde ensucio y difamo a muchas personas desde un pulpito creado por el mismo,dinero de dudosa procedencia,Guerrero adueñado de facto de la Asociacion de Musicos,con sus laderos manejando sumas de dinero (dolares) que no aparecen.En mi barrio le dicen estafa
charly Sifredi
Smith armó un grupo de Facebook y luego lo convirtió en un trampolín para sus aspiraciones de ser intendente, luego de este fracaso Intentó ir por la presidencia de la cooperativa electrica, hoy éste chanchurrio, mmmmmm, son todos culpables, todos sabían del embrollo que cometían. Por sus actos los conocerás…
Richard
Sería bueno que la justicia investigara el origen de los fondos con el cual se pagó los 90.000 u$s. Son fondos negros, de de los evasores, inmobiliriaria(funcionarios de éste gobierno provincial), y de arquitecto constructor
Darío
Hablando de blaqueo…de dónde salieron los dólares que entregó Schmid????… No será de una mesa de dinero de gente de muuucha guita y haciendas????
Richard
Schmid es testaferro de un expresidente de la sociedad rural de Concordia y de otros entre los que se encuentra un arquitecto y constructor. Siempre caen los perejiles y nunca los verdaderos ladrones de guantes blancos.
Jorge Lorenzo
Mucho negro y poco blanco. Es de imaginar que el fiscal ya dio curso a la cuestión federal en cuanto a evasión y lavado. Mas teniendo en cuenta que esto fue realizado antes de la ley de blanqueo