Esta mañana, una vecina de calle Roque Sáenz Peña, entre Lamadrid y Moreno, con botas de goma pasa un escobillón para tratar de sacar el barro de la puerta de su casa. El río comenzó a retroceder algunos centímetros y los vecinos aprovechan a remover todo lo que pueden de los sedimentos que deja tras de sí. Aunque solo ingresó pocos centímetros, la mujer explica que el mayor caudal entró por detrás de la vivienda. “Viene por Carriego y no tengo muro que la frene”, dice a DIARIOJUNIO. Otros vecinos que permanecen alojados en viviendas de familiares cercanas explican que, de consolidarse el retroceso del Uruguay, tal lo informado ayer desde la CTM (Comisión Técnica Mixta de Salto Grande), comenzará la ardua tarea consistente en limpiar cada pulgada de la casa para eliminar todos los restos de la crecida.
Desde el jueves pasado, en las vías del ferrocarril, entre calles Carriego y Roque Sáenz Peña, hay 14 vagones habitados por una veintena de familias domiciliadas en el barrio Puerto por la creciente del río. Esta mañana, bajo el cielo nublado, el viento sur sopla y hace descender aún más los 12 °c que marca el termómetro. Los moradores de los vehículos de transporte del ferrocarril admiten que no es sencillo estar allí. Algunos son de madera para transportar ganado. Entre los listones hay rendijas por donde entra el viento. Otros son herméticos. No pasa el aire ni el agua pero son de metal y cuando se enfrían, se asemejan a una heladera. “Son vagones de ferrocarril en desuso. Cada persona que está habitando le pone cartón”, dijo Ricardo Duarte, vecino del barrio Puerto y encargado de los vagones. El momento más ríspido lo genera el momento en que se deben higienizar los baños químicos. Evangelina sostuvo que nadie los quiere limpiar. “Tenes la que siempre limpia y tenes la que nunca limpia”, admitió Evangelina, otra vecina, a DARIOJUNIO. A pesar de las incomodidades, Sonia Villalba, otra vecina, prefiere seguir allí a alejarse de su hogar. "Volvés y no encontras nada. Ni siquiera el techo".
Ante las perspectivas de que en Concordia haya una creciente de proporciones -hasta anoche había 12 familias evacuadas-, el ex concejal Daniel Cedro dijo a DIARIOJUNIO esta mañana: “me parece una barbaridad que el (sub)secretario de Desarrollo Social, Niez, este de licencia cuando hay una inundación”. La afirmación la hizo durante una nota donde recordaba la minuta de comunicación presentada en noviembre pasado donde solicitaba financiamiento para el proyecto de Defensa Central contra inundaciones. Una iniciativa que hoy es una auténtica quimera teniendo en cuenta la paralización hasta de obras públicas a las que les queda un porcentaje menor para que finalizasen como la Costanera Nebel, por mencionar una obra de connotación similar, u otras de diferente índole como el gimnasio cerrado de la escuela Comercio 1.
María Elena Mesa, vecina de calle Carriego, frente al Parque Mitre, explicó esta mañana dijo que siempre son los más damnificados en esa cuadra ya que el agua golpea con más fuerza al no haber casas o edificios que los protejan como sus vecinos más al este, resguardados por el miro de la cancha del Club Libertad. “Nos castiga más, nos rompe todo porque en este momento la situaciones demasiado difícil. Yo soy jubilada y no tengo otra entrada económica. Hoy en día una puerta como esa debe estar más de $ 100.000”, dijo, en referencia a la puerta de metal de entrada de su hogar, con señales visibles de no haber soportado la presión del agua. Otra puerta, de acceso, al patio, había quedado inservible. “Y el portón que quedó abierto abajo”, añadió. “La verdad es que ni siquiera el intendente (Enrique Cresto) se acercó. Nadie de la dirigencia, nadie”, sostuvo. La mujer pasó varios días en unas carpas montadas frente a la esquina noroeste del Club Libertad, cerca de los vagones donde se refugiaron los vecinos del barrio. “No quiero que nos den dinero. Quiero que me digan: ‘señora acá tiene un vale, vaya y compre la puerta que necesite’”, indicó. Por otra parte, desde la CEC (Cooperativa Eléctrica de Concordia) 80 de los 317 medidores que fueron retirados están siendo reinstalados en estas horas. Se trata de hogares donde el agua no ingresó y los moradores ya pueden volver. Es la única información oficial ya que no hay partes de Defensa Civil acerca de la situación de los evacuados. DIARIOJUNIO intentó comunicarse repetidas veces con el responsable de Defensa Civil para saber que comportamiento se espera del río en los próximos días pero, a diferencia de cuando estaba Mauricio Alegre a cargo, ahora nadie atiende los llamados.
El río Uruguay se encontraba esta tarde en 12,74 metros, nivel estacionario, frente al puerto local. A esa altura, el agua comienza a engullirse parte de la costanera y los vecinos del barrio Puerto saben que no pueden esperar mucho tiempo más para comenzar a trasladarse. Sobre las vías del ferrocarril, entre Carriego y Roque Sáenz Peña, esta mañana, había 11 vagones para ganado estacionados sobre una de las vías paralelas al ramal que corre hacia Osvaldo Magnasco. Ricardo Duarte, presidente de la comisión vecinal del barrio Puerto, aseguraba que había tres vagones más en camino. "Ya están las familias en la esquina esperando", indicó. Duarte explicó que la incertidumbre era muy grande porque esta mañana no sabían a qué altura iba a llegar el río. "No llegó a 13 metros pero estamos a la expectativa porque es lógico, nadie quiere que le llegue el agua a la casa", dijo. Alejandra Ledesma, vecina del barrio Puerto, también debió mudarse temporalmente a un vagón. Sostuvo que no tiene trabajo estable ni ingreso fijo como una pensión. “Lo que hago es vender algunos sandwiches para rebuscarme”, expresó a DIARIOJUNIO. La mujer remarcó que hay vecinos que no tienen familiares para alojarse y tampoco quieren irse a un galpón de evacuados. Por ello, prefieren quedarse en los vagones a pesar de que no es fácil permanecer en un lugar incómodo y sin baños.