El periodista Ricardo Monetta reflexiona en este texto poético sobre la crudeza de la guerra y su impacto en la dignidad, los sueños y la esencia de la humanidad.
Hay que llevar hasta las últimas consecuencias la sentencia que pronunció Freud cuando sus discípulos le propusieron cambiar la palabra sexualidad por erotismo, menos revulsiva socialmente. Allí, en ese momento, dijo, negando de plano: “Uno empieza cediendo en las palabras y termina cediendo en la cosa misma”. Así lo comprendió, por ejemplo, el tenista alemán Zverev cuando no continuó jugando hasta que expulsaran de la cancha a un espectador que gritó: “Alemania sobre todo”. Esas palabras evocan dolor. Hay palabras que lastiman y producen violencia.
Todos los imperios tienen su tiempo de existencia. Unos más, otros menos. No importa cuán poderosos sean, pero la declinación siempre llega. Si cayó el Imperio Romano, el más grandioso de su época, no iban a empezar a caer cualesquiera sea el lugar que ocupe en la historia. Por eso, luego de décadas de neoliberalismo desbocado e irracional, el tan ansiado "sueño americano" se desvanece. El liderazgo de EE. UU. está en riesgo. Mientras crece la desigualdad y las clases medias se precarizan, las élites rusa y china encuentran en sus países un proyecto nacional que las identifica y les provee cohesión interna. En ese espejo, la superpotencia yanqui duda de sí misma y corre el riesgo, con el tiempo, de convertirse en una nación fallida.
La incertidumbre que existe en este momento histórico parece desembocar en un mundo distópico, en el que, además de conductas irracionales, el planeta pasa facturas, forma ciclones, inundaciones, incendios pavorosos, desequilibrios demográficos, todo sumado por la acción humana con sus consecuencias de un proceso largo, acumulativo, devastador. Todo eso en poco tiempo. Un mundo en que personajes histriónicos con coeficientes de estadistas mínimos, excepto algunas excepciones, fabrican discursos y generan relatos negacionistas sin el menor atisbo de conocimiento político o científico, en el que se llega a la conclusión de que todo es producto de una conspiración, o de una manipulación no se sabe de quién.
En la política, como en la vida, hay dos cosas que tienen su vencimiento: no se puede mentir todo el tiempo, y no se puede negar la realidad por siempre. Estas dos circunstancias, unidas, detonaron al mismo tiempo en el escenario electoral de EE. UU. de una manera significativa, de tal manera que el 60 % de la población y la clase trabajadora, sumada la inflación que les había "comido" el 33 % de sus ingresos, fueron el impulso motriz para la victoria humillante de Donald Trump sobre los demócratas. En términos de sensaciones reales, el bolsillo, el racismo y la "moral" confluyeron en la fabricación de ideas y sensibilidades de la propaganda de esos mismos medios.
El acto del masismo en Concepción del Uruguay confirmó lo que se venía manejando en los mentideros políticos. Bordet negoció con Massa la entrega ideológica del pejota en la provincia a cambio de la candidatura a Senador Nacional, en las legislativas del año que viene, porque eso le permitiría adormecer por casi una década las causas por enriquecimiento ilícito, que le quitan el sueño. Nueve años, en los hechos, significan la prescripción, y lograrla, lo obsesiona.
“No es raro que a uno le falte lo que a algún otro le sobre” (Martín Fierro).
Ya es hora de que tomemos conciencia de que el aparato de "desinformación" o información de casi todo Occidente, salvo excepciones, nos muestra una realidad distorsionada o falsa sobre los acontecimientos más importantes. Pero esto no es nuevo. Lo que sucede es que, a medida que los acontecimientos en todo el mundo se refieren a situaciones relevantes que involucran tanto a gobiernos como a grandes intereses, se han formado grandes corporaciones dueñas de medios que responden a esos intereses corporativos o gubernamentales que "moldean" la opinión pública, en medio de una ausencia de espíritu crítico sobre la verdadera realidad. Así es como la opinión publicada o emitida por esos medios se impone a la opinión pública.
"El reciente paso que ha dado el gobierno de Entre Ríos al presentar una demanda para la regularización de los pagos de ANSES por el déficit previsional y el uso de los excedentes de Salto Grande es una medida necesaria y responsable. No se trata simplemente de una cuestión económica, sino de velar por los derechos de los entrerrianos y garantizar el desarrollo de nuestra provincia," señaló Guillermo Marcone, referente del MID en Entre Ríos, según información enviada a DIARIOJUNIO.
No es nada nuevo que los sueños imperiales no han sucumbido en estas elecciones, por más que la administración demócrata haya cometido todo tipo de tropelías, tanto políticas, económicas y sociales, contra su propio pueblo, y arrastrando al mundo a un paso de las puertas del infierno en materia de complicidades en guerras en todo el orbe.